viernes, 22 de enero de 2010

LA VERDADERA MISION DE LA IGLESIA

Cuando uno piensa en la misión de la Iglesia, evoca las palabras de Cristo contenidas en Mateo 28, versos 19 y 20: "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que yo os he mandado..."

A lo largo de los últimos siglos, la Iglesia ha procurado dar cumplimiento a esta demanda de Jesucristo, por lo cual ha enviado “misioneros” a todo el mundo y de ese modo hacer realidad lo expresado por el Maestro.

Ahora bien, esa misión por lo general se cumple externamente, fuera de la Iglesia, de la congregación; lo que dió lugar a los grandes movimientos misioneros del siglo pasado, con el envío de hombres y mujeres a “todas las naciones”.

Esta forma de pensar convirtió a la Iglesia en una gran Agencia Misionera, lo cual es bíblico, más da énfasis a una estrategia por sobre las demás.

Es decir, para el cristiano del siglo pasado, lo más importante para la Iglesia era el llamado, la formación, envío y sostén de misioneros. Los misioneros eran una especie de héroes contemporáneos.

Luego surgió otro movimiento, inspirado en el mismo texto de Mateo 28. El discipulado.

El objetivo del discipulado es hacer discípulos, evidente. Más la falla de este movimiento es que encausa sus acciones a la tarea de “formar” discípulos en la tarea de “formar” más discípulos. Se que esto suena enredado, el asunto es que los discipuladores son entrenados mediante un manual discipular, y comprometidos a buscar un equis número de creyentes para discipulares con ese manual; y estos a otros, y así sucesivamente.

Para no herir susceptibilidades, no mencionaremos a ningún manual de entrenamiento. Supongamos un movimiento discipular denominado “Uperete”, este es un nombre ficticio, ojalá no exista un movimiento con esta denominación.

Pues bien, el movimiento “Uperete” edita un manual para entrenar discípulos uperetes. Lo que ocurre en la práctica es que los discipuladores son expertos en el manual, en “formar” personas que sepan entrenar con el manual. Finalmente llegan a ser discípulos de un “manual” y no de Jesucristo.

Ahora, la verdad es que si se quiere ser “enviado”, misionero, de Jesucristo, o “discípulo” del mismo, hay que ir la fuente. Al nuevo Testamento.

Para comprender la verdadera misión de la Iglesia, hay que retrotraernos a los días del ministerio terrenal de Jesucristo, verle actuar, escuchar sus palabras, observar sus gestos.

Lamentablemente, cada vez que pensamos en Jesús, lo imaginamos como un hombre que vivió hace dos mil años, en una época totalmente distinta a la nuestra. Un hombre en una época completamente atrasada respecto de la nuestra.

Para comprender bien a Jesús, nosotros tenemos que situarnos en su época.
Veremos entonces a un hombre con un mensaje avanzado respecto a sus contemporáneos. Reinterpretando la Ley, redefiniendo las tradiciones, renovando las prácticas religiosas, para darle a todo un verdadero contenido espiritual.

Si revisamos el Nuevo testamento, nos apropiamos de las enseñanzas de Jesús, y las ponemos por obra. Va a ocurrir lo mismo que en tiempos de Jesús: reinterpretaríamos la Palabra, redefiniríamos nuestras tradiciones, renovaríamos nuestras prácticas religiosas; y todo tendría sentido desde la perspectiva espiritual.

El asunto es que se corre riesgo, el mismo de Jesús. A la gente no le gustan los cambios, por que les saca de su zona de seguridad. Prefieren seguir la rutina, lo convencional, mantener el estatus.

Con esto en mente, vamos a revisar la Misión de la Iglesia según el modelo de Jesús.

EL MODELO DE JESUS

Al revisar las palabras de Jesús y los escritos de los apóstoles, uno observa que la misión de la Iglesia trasciende lo que hasta este momento ha sido el énfasis central de los cristianos. Sin quitarle méritos a los movimientos misioneros, o discipulares.

Lucas, en su introducción al libro de Hechos, expresa algunas ideas muy interesantes, que dejan ver algo pasado por alto la mayoría de las veces.

“En el primer tratado, oh Teófilo, hable acerca de todas de las cosas que Jesús comenzó a hacer y enseñar…”

Estas palabras permiten afirmar que en la mente de Jesús estaba la idea de que los discípulos, y la Iglesia como su Cuerpo, continuarían “las cosas que comenzó a hacer y enseñar”.

Vamos a considerar algunas de las enseñanzas de Jesús contenidas en el Nuevo Testamento.

LA MISION DE JESUS INTERPRETADA POR SI MISMO

El evangelio de Lucas refiere, en el capítulo cuatro, las palabras de Jesús en la Sinagoga de Nazaret. Ellas son muy significativas y esclarecedoras respecto de la misión que vino a cumplir, como enviado.

Leamos Lucas 4:16-21

16 Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer.
17 Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito:
18 El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos;
19 A predicar el año agradable del Señor.
20 Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.
21 Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.
Como declara Lucas, Jesús leyó lo que Isaías había escrito sobre su propia misión.

Al leer estas palabras, y el resto de los registros dejados por los demás escritores del Nuevo Testamento, uno observa cual debe ser el énfasis principal de la Iglesia a lo largo de su existencia. Si tomamos como valido el hecho de que la Iglesia va a continuar la misión de Jesús.

Observemos lo expresado por Jesús:

1. El Espíritu Santo le ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres,
2. Ha sido enviado, por el mismo Espíritu, a sanar a los quebrantados de corazón,
3. A pregonar libertad a los cautivos,
4. Dar vista a los ciegos,
5. A poner en libertad a los oprimidos,
6. Y, a predicar el año agradable del Señor.
Comparé lo que Jesús realizó durante su ministerio terrenal, con lo que la Iglesia esta cumpliendo en la actualidad.

Nuestro Señor y maestro vino a dar esperanza a un hombre en crisis, en conflicto, atravesando grandes dificultades.

Por sobre todo, a traer libertad.

Los pobres, menesterosos, enfermos, despreciados por la sociedad, marginados, oprimidos, cautivos fueron los beneficiarios del ministerio de Cristo. Por ello su gran enseñanza: “Los que están sanos no tienen necesidad de médicos, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento…” Lucas 5:31 y 32.
LA MISION DE JESUS VISTA POR UN EVANGELISTA
Vamos a considerar la misión de Jesús, desde la perspectiva de Mateo.
Leamos Mateo 4:23: "Y recorría Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo..."
Visto en conjunto los cuatro evangleios, estas acciones de Jesús se detallan espléndidamente. Predicar, enseñar, y sanar.
Haga un inventario de las principales acciones de Jesús y observará que en primer lugar se dedicó a "sanar a los quebrantados de corazòn", en segundo lugar a enseñar, y en tercer lugar a predicar el evangelio del reino. En verdad Jesús predicó muy pocos sermones.
La Iglesia actual ha invertido las prioridades de Jesús. Hace mucho énfasis en la predicación, seguidamente la enseñanza, hoy día cada vez más menguada; y por último atender a los pobres, a los enfermos y a los necesitados en general.
Por ello nuestra insistencia en retornar a la Palabra, solo ella podrá iluminarnos, para cumplir, lo que Jesús demanda, no lo que nos gustaría a nosotros cumplir.
He aqui algo para cumplir.
Eso fué lo prupesto por Jesús en Mateo 28:20: "...guardar las cosas..." por él ordenadas.

lunes, 18 de enero de 2010

LUZ PARA EL CAMINO

Esta reflexión tiene por objeto guiar nuestros pensamientos acerca de la necesidad e importancia de poner en práctica la Palabra de Dios.

Partimos de la idea central de que la Palabra fue dada por Dios al hombre con el propósito de mostrarle el camino de la salvación, y para enseñarle a vivir una vida de calidad, mientras permanezca en la Tierra.

Hemos colocado la Palabra en un plano tan elevado, tan espiritualizado, tan sacramental, que le hemos quitado su utilidad práctica; la utilizamos para memorizarla, defenderla, comprenderla, idolatrarla, muy poco para hacer lo que ella enseña.

La Biblia tiene un sentido práctico, que necesitamos redescubrir. Tomemos como texto base de esta reflexión al Salmo 119:105:

Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.


Vamos a descubrir cual el mensaje que el salmista quiere comunicarnos con estas palabras.

OBSERVACION DEL TEXTO
Lo primero que salta a la vista, es que el escritor esta utilizando un lenguaje metafórico para proponer su enseñanza.

Como sabemos el libro de los Salmos esta escrito en forma de poesía. Este género literario utiliza la metáfora como medio de expresión de sentimientos, o para proponer una enseñanza.

La metáfora es un recurso literario que consiste en identificar dos términos entre los cuales existe alguna semejanza. Uno de los términos es el literal y el otro se usa en sentido figurado.

La lectura del texto antes citado, nos permite determinar cinco palabras destacadas: lámpara, pies, palabra, lumbrera, camino.
Cada una de ellas apunta a una idea:
  1. Lámpara, luz para iluminar el camino,
  2. Pies: caminante, el escritor, cada uno de nosotros,
  3. Palabra: Mensaje escrito en los libros dictados por Dios, o proclamado por sus siervos,
  4. Lumbrera: luz para orientar en el camino,
  5. Camino: La vida, el continuo humano.

De estas palabras se deducen, o se infieren otras, íntimamente relacionadas:

  1. Oscuridad: Como opuesto de luz. Precisamente la luz es necesaria para disipar las tinieblas.
  2. Origen y destino: Implícitas en la palabra camino. Todo camino, o caminante, tiene un origen, punto de partida; y un destino, punto de llegada.

El salmista esta proponiendo la figura de un caminante que partiendo de un determinado lugar, se dirige a otro que es su destino; en su caminar por la noche oscura, utiliza una lámpara para alumbrar el camino, así evitar obstáculos y peligros al acecho; así como lumbreras que le guíen en forma segura hacia su destino.

Se interpreta a la lámpara como una linterna, fanal, o foco para iluminar. Dispositivo necesario para alumbrar en la oscuridad.

La lumbrera, es semejante a los puntos de luz colocados en los caminos para orientar a los caminantes. Como las fuentes de luz, y los avisos convenientemente colocados en las modernas carreteras o autopistas; con el objeto de orientar y prevenir a los viajeros.

Actualizando la aplicación, podemos afirmar que se trata de un cristiano que en su viaje hacia su destino final, utiliza la Palabra, para evitar tropiezos, peligros, y desvíos en el camino, de manera que pueda llegar felizmente al lugar previsto; el destino final, el Cielo, la presencia de Dios.

La lámpara tiene importancia, mientras se viaja. Una vez llegado al destino, se guarda. No se utiliza más, pues ya cumplió su cometido.

Es igual en nuestro caso. La Biblia es útil, mientras estemos en esta Tierra, una vez en el Cielo no será necesaria. Más adelante, trataremos este asunto tan importante.


Por el contexto podemos afirmar que el escritor usa la expresión lámpara para referirse a la Palabra de Dios. El salmista inicia este poema con la siguiente expresión: Bienaventurados los perfectos de camino, los que andan en la ley de Jehová.

Vamos a continuar esta reflexión con esta idea en mente: La Biblia es para vivirla en la Tierra.

Por favor, no suspenda la lectura de estas reflexiones, por esta afirmación que acaba de leer.

Continúe hasta el final, para completar la idea.

Una de las dificultades sobre este aspecto, es que nos hemos acostumbrado a ver la Biblia como un Libro Sagrado, para venerarlo, para memorizarlo, y no como un Libro para vivirlo.

La hemos espiritualizado tanto, que perdimos la perspectiva para lo cual fue escrita.

Cuando Dios envió su Palabra a los judíos, fue para que la vivieran, no para que la conocieran simplemente, o la memorizaran. Como se afirma en Deuteronomio 4:1:

  1. Ahora, pues, oh Israel, oye los estatutos y decretos que yo os enseño, para que los ejecutéis, y viváis, y entréis y poseáis la tierra que Jehová el Dios de vuestros padres os da.

El pueblo de Dios iba camino hacia la Tierra Prometida, los estatutos y decretos prescritos por Dios tenían un claro objetivo.

Igual sucede con nosotros hoy. Vamos camino al Cielo, la Tierra prometida; conviene pues oírlos, memorizarlos, y ejecutarlos. Así nos lo recomienda el Padre en su Palabra.

El Pentateuco, la Tora, o la Ley, como ellos denominaban los 5 libros de Moisés; era para el pueblo de Israel su Constitución, y además, su Código Civil, Código Penal, Código Tributario. Israel no era un estado seglar, laico; como las naciones hoy en día. Era un estado Teocrático, religioso, espiritual. No había separación entre el estado y la religión.

En nuestra mente subyace la filosofía occidental, una cosa es la vida religiosa, la Iglesia; otra cosa es la vida civil, laica, seglar. En el cristiano ello es una dicotomía, que a la larga trae consecuencias de tipo patológicas.

Este no era un problema para los discípulos. Pedro, ante la presión de las autoridades manifestó. Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. Estaba claro, nosotros, los cristianos necesitamos obedecer a Dios.

Retornando al Salmo 119:105, cuando el escritor se refiere a la Palabra, tiene en mente los únicos libros existentes para aquel momento, los cinco que constituyen la Tora, el pentateuco. Los libros de la Ley, escritos por Moisés. Igualmente se refiere a la Palabra, como aquella pronunciada de parte de Dios por los profetas. Profetas que eran bien conocidos y estimados por el salmista.

Bien, aquella Palabra, tenía el objeto de advertir a Israel, el pueblo de Dios la manera como conducirse. Un claro ejemplo nos lo ofrece Isaías, este extraordinario profeta, quien vivió años mas tarde después de David, el escritor del Salmo que estamos considerando. En el primer capítulo de su libro, desde el verso 16, ofrece una interesante advertencia, un mensaje de parte de Dios:

16 Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo;
17 aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda.
18 Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.
19 Si quisiéreis y oyereis, comeréis el bien de la tierra;
20 si no quisiéreis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho.

Como pueden observar, estas palabras del profeta, pronunciadas como enviadas por Dios, no son para memorizarlas. Son para ponerlas en práctica. Y cuando se obedece la palabra de Dios, siempre hay un resultado, tal y como se expresa en el versículo 19.

Nuestro énfasis es que la Palabra de Dios, tiene una aplicación práctica. No fue enviada para que la veneremos, sino para que la vivamos.

Vamos a observar algunos ejemplos, de cómo es que la Palabra de Dios tiene un sentido práctico, para beneficio del hombre, para mejorar su calidad de vida “en el camino”, en el presente.

ALGUNOS TEXTOS INTERESANTES

Leamos Deuteronomio 23:12-14:

12 Tendrás un lugar fuera del campamento adonde salgas;
13 tendrás también entre tus armas una estaca; y cuando estuvieres allí fuera, cavarás con ella, y luego al volverte cubrirás tu excremento;
14 porque Jehová tu Dios anda en medio de tu campamento, para librarte y para entregar a tus enemigos delante de ti; por tanto, tu campamento ha de ser santo, para que él no vea en ti cosa inmunda, y se vuelva de en pos de ti.

La versión que estoy utilizando, la Reina Valera 60, tiene en el encabezado de este texto el título: Leyes sanitarias.

Relea el pasaje, se pide cargar entre las armas una estaca. Dicha estaca es para combatir a un enemigo tan mortal, o peor, que los que se encontrarían en la tierra prometida; se trata de los millones de hongos, virus y bacterias, y demás microorganismos patógenos que conviven y se multiplican en el excremento humano. Dios demanda que no se vea cosa inmunda en el campamento. Piénselo bien.

¿A quien afectarían los microorganismos patógenos?, evidentemente que a los hombres y sus familias, No a Dios. Una demanda con el propósito de mantener la Salubridad e higiene del campamento.

¿Usted se imagina lo que ocurriría si desestimaran esta Palabra de Dios?

Un campamento inmundo. Más no inmundo espiritualmente. Y esa inmundicia, resultante de la falta de aseo e higiene, es capaz de contaminar al pueblo y aniquilarle; como ocurrió en aquellas ciudades arrasadas por el cólera.

Ahora leamos Deuteronomio 14:4-10.

3 Nada abominable comerás.
4 Estos son los animales que podréis comer: el buey, la oveja, la cabra,
5 el ciervo, la gacela, el corzo, la cabra montés, el íbice, el antílope y el carnero montés.
6 Y todo animal de pezuñas, que tiene hendidura de dos uñas, y que rumiare entre los animales, ese podréis comer.
7 Pero estos no comeréis, entre los que rumian o entre los que tienen pezuña hendida: camello, liebre y conejo; porque rumian, mas no tienen pezuña hendida, serán inmundos;
8 ni cerdo, porque tiene pezuña hendida, mas no rumia; os será inmundo. De la carne de éstos no comeréis, ni tocaréis sus cuerpos muertos.
9 De todo lo que está en el agua, de estos podréis comer: todo lo que tiene aleta y escama.
10 Mas todo lo que no tiene aleta y escama, no comeréis; inmundo será.

Por asunto de tiempo y espacio, nos referiremos a la prohibición expresada en el versículo 8; es decir a no consumir carne de cerdo.

A este párrafo la versión Reina Valera 60, encabeza como “Animales limpios e inmundos”.
Al leer esta expresión viene a mi mente lo declarado por el Señor, cuando le presentó aquella visión previa al llamado de ir a predicarle a Cornelio. Cuando el Señor le dijo: “Mata y come”; Pedro respondió que no lo haría, pues no comería ningún animal inmundo. Ya ustedes están recordando lo que Jesús le respondió. Lean el capítulo 10 de Hechos, para que saquen sus propias conclusiones.

Pues bien, ¿cual es el motivo por el cual se establece que el cerdo es un animal inmundo?

El cerdo, como todos los demás animales considerados inmundos, son potencialmente portadores de agentes patógenos, capaces de contagiarlos al hombre. Entre los agentes patógenos que puede contagiar un cerdo están: virus de la familia picornaviridae, transmisor de la Fiebre aftosa; enfermedades parasitarias como la Ascaris suum, lombriz intestinal; y la cysticercus cellulosae, Tenia, conocida en muchas regiones como “solitaria”. Entre otras enfermedades. El contagio de las mismas es producto de la mala preparación de los alimentos elaborados con la carne de dicho animal.

No es que los demás animales considerados limpios no puedan contagiar enfermedades, claro que lo hacen; el asunto es que los animales que comen desperdicios, se alimentas de otros animales muertos, y viven o se alimentan de estiércol, tienen mayor probabilidad de contaminarse, es decir incorporar a su organismo hongos, virus y bacterias que pueden ser contagiados al hombre; y producir enfermedades mortales en este.

A Dios no le afectan los virus, pero al hombre si.

Ahora leamos Levíticos 25:1-4.

1 Jehová habló a Moisés en el monte de Sinaí, diciendo:
2 Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra que yo os doy, la tierra guardará reposo para Jehová.
3 Seis años sembrarás tu tierra, y seis años podarás tu viña y recogerás sus frutos.
4 Pero el séptimo año la tierra tendrá descanso, reposo para Jehová; no sembrarás tu tierra, ni podarás tu viña.

Es interesante que claramente se prescriba “la tierra guardará reposo para Jehová”.

¿Necesita Dios que la tierra repose, para algún propósito divino o espiritual?

Ya usted tiene la respuesta en su mente. El reposo de la tierra cada siete años, o cada 50, durante el jubileo; tenían el propósito de evitar el empobrecimiento de la tierra. Es decir, para que la tierra de cultivo recuperara los elementos vitales para la nutrición humana. Cualquier agricultor, o un experto en ciencias de la tierra, pueden explicar mejor la importancia de esta medida prescrita por Dios.

El Nitrógeno, Fósforo y el Potasio, son sustancias necesarias en el suelo. De ahí que muchos agricultores utilicen fertilizantes denominados con las siglas NPK, sigla que alude la composición química del fertilizante: Nitrógeno (N), Fósforo (P), y Potasio (K).

Como en aquella época no existían los laboratorios y productores de fertilizantes, como los tenemos hoy; era necesario un procedimiento natural para conservar el suelo. Nada más apropiado que un “año sabático” de la Tierra.

PALABRA PARA EL CAMINO

Como hemos venido señalando, la Palabra enviada por Dios tiene el objeto de iluminarnos, guiarnos en el camino, para asegurar que lleguemos felizmente a nuestro destino.

Permítame enfatizar que la Biblia, la Palabra de Dios, en lo que se refiere a los cristianos, es para asegurar la calidad de vida, aquí en la Tierra; ya que llegado al cielo, nuestro destino, no tendremos necesidad de señales, ni advertencias, ni orientaciones. Serán innecesarias, puesto que estaremos compartiendo con el autor de nuestras vidas y de la Palabra.

Voy a señalar algunos textos cuya aplicación es muy conveniente. Reitero, aplicación, puesto que estoy convencido que los lectores tienen en su mente, han memorizado, los textos que voy a señalar.

Proverbios 15:1:

1 La blanda respuesta quita la ira; Mas la palabra áspera hace subir el furor.

Tengo la certeza de que estas palabras las tenemos grabadas en la mente. La sola mención de la cita permite que muchos la repitan de memoria.

Ahora bien, haga un recuento de las veces que usted ha puesto en práctica esta Palabra. Sabe con certeza que toda vez que dicha advertencia ha sido ejercida, los resultados han sido favorables. Seguramente la otra persona ha sido “desarmada” con su respuesta amable, por lo que el furor disminuye. Lo contrario es “echarle leña al fuego” y ya ha comprobado los efectos nocivos de dicha imprudente reacción.

Proverbios 16:32:

32 Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; Y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad.

En el marco de lo que hemos venido considerando, estas palabras deben tener mucho significado para usted. La enseñanza contenida en esas sabias palabras, es que quien ejerce autocontrol tiene más meritos, que quien es capaz de dominar a otros.

Uno de los textos mas conocidos por los cristianos, que desde la niñez se no hace memorizar es 2da., a Timoteo 2:15:

15 Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.

La clave de este texto se encuentra en la última frase “que usa bien la palabra de verdad”.

Claro que la primera parte del texto es de suma importancia. Lo que pasa es que esas palabras, que complementan la frase, le dan una explicación de cómo es que una persona es “aprobada”; y como es que un obrero no será “avergonzado”. Sencillamente, porque pone en práctica la Palabra.

No es asunto de memorizar la Palabra, es “usarla” en el sentido de aplicarla.

Hay un importante beneficio para aquellos que leen, memoriza, aprenden, y ponen en práctica la Palabra.

Esto fue lo que Jesús declaró al final de la enseñanza conocida como el “Sermón del Monte”, contenida en Mateo 7.

Mateo 7:24-29

24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.
25 Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.
26 Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena;
27 y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.
28 Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina;
29 porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.

La exhortación es clara, la Palabra es “para vivirla”, para hacerla.

Voy a finalizar esta reflexión, recordando uno de los pasajes mas conocidos de la epístola de Pablo a los gálatas.

Gálatas 5:22 y 23:

22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.

Pablo nos enumera nueve virtudes, y las califica como el fruto del Espíritu. Observe bien, el fruto, no nueve frutos.

En algunas versiones, la expresión templanza, se traduce como “dominio propio”, que es más comprensible. Me gusta más esa última expresión, pues es más clara, más comprensible a los fines de lo que Pablo quiere transmitir.

Todo cristiano, por lo general, tiene en su mente grabado este texto. Basta decir el fruto del Espíritu, y de inmediato enumeramos en perfecto orden esas nueve virtudes. Ahora bien, ¿Cuál es la importancia de esas nueve virtudes? ¿Qué sentido tiene memorizarlas?

Hagamos un sencillo ejercicio. Leamos en orden inverso esas nueve virtudes:

Dominio propio (templanza), mansedumbre, fe, bondad, benignidad, paciencia, paz, gozo, amor. Le animo a que las memorice en este orden, el inverso. Recuérdelas de las dos maneras.

¿Que sentido tiene esto?

En atención a lo que hemos venido exponiendo, practicar el dominio propio es el primer paso para una vida de calidad, aquí en la Tierra, y con sus semejantes o prójimos.

¿Cual es uno de los principales problemas del hombre, respecto a todo cuanta hace?

La falta de dominio propio.

El incumplimiento de cualquier norma sea bíblica, social, legal, o cualquier naturaleza; es, generalmente, por uno de estos dos motivos: inmadurez emocional, o falta de dominio propio. Ambos están íntimamente relacionados.

Sitúese en el instante aquel en que cometió una falta, incumplió una norma, o se peleó con el prójimo; observará que existe un factor común, falta, o carencia de dominio propio.

Cada uno de nosotros sabe que tiene áreas débiles, con las cuales esta luchando para fortalecer.

Una manera como podemos comenzar a superar esas debilidades, es practicando el dominio propio.

La próxima vez que enfrente esa situación que para usted es difícil de superar, recuerde Gálatas cinco veintidós y veintitrés, más no lo haga como un ejercicio retorico, o de exorcismo; recuérdelo para ponerlo en práctica. Ejerza dominio propio.

  • Frente a ese dulce, que sabe aumenta sus triglicéridos, dominio propio.
  • Ante ese delicioso manjar, contentivo de muchos lípidos y glúcidos, que aumenta su masa corporal, y afectan su tensión arterial, dominio propio.
  • Ante ese deseo, que le seduce a realizar algo que usted no quiere, domino propio.

Haga su lista de cuando es conveniente utilizar el dominio propio, observará un maravilloso cambio en su calidad de vida; no solo memorice ese pasaje de Gálatas, póngalo en práctica.

PALABRAS FINALES

A lo largo de este escrito, no he procurado convencerlo, ni intentado que cambie de opinión.

De lo que se trata es apreciar la Sagrada Escritura como una Luz para Iluminar el Camino, de tal manera que lleguemos felizmente a nuestro destino.

No es que deje de memorizar la Escritura, o que deje de estimarla como Sagrada Palabra, ni que deje de considerarla su libro devocional. Siga practicando esas devociones, lo que aquí le estamos advirtiendo es que la Palabra ha sido enviada por Dios, con un objetivo práctico, para ayudarle a vivir mejor en el camino hacia ese destino maravilloso que el Cielo.

Leamos Apocalipsis 21:22 al 22:5:

22 Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero.
23 La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.
24 Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella.
25 Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche.
26 Y llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella.
27 No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero.
1 Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero.
2 En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones.
3 Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán,
4 y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes.
5 No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos.

Según la Palabra, cuando estemos en la presencia de Dios nuestro Padre, no será necesario luz del Sol, ni de la Luna, porque El es la luz; no será necesario templo. Y sobre todo no será necesario “luz de lámpara”, porque “el Señor los iluminará”.

Recordemos las palabras del salmista, recogidas en el Salmo 119:105:

Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera en mi camino.

Concluyo reiterando que la palabra es para vivirla, para ponerla en práctica. Ello traerá consecuencias positivas para la vida en el presente, puesto que la vida eterna está asegurada por Jesucristo.

A MODO DE ANEXO

1. BENDICIONES DE LA OBEDIENCIA. De poner en práctica la Palabra de Dios.

Deuteronomio 28:1-14:

1 Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra.
2 Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios.
3 Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú en el campo.
4 Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas.
5 Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar.
6 Bendito serás en tu entrar, y bendito en tu salir.
7 Jehová derrotará a tus enemigos que se levantaren contra ti; por un camino saldrán contra ti, y por siete caminos huirán de delante de ti.
8 Jehová te enviará su bendición sobre tus graneros, y sobre todo aquello en que pusieres tu mano; y te bendecirá en la tierra que Jehová tu Dios te da.
9 Te confirmará Jehová por pueblo santo suyo, como te lo ha jurado, cuando guardares los mandamientos de Jehová tu Dios, y anduvieres en sus caminos.
10 Y verán todos los pueblos de la tierra que el nombre de Jehová es invocado sobre ti, y te temerán.
11 Y te hará Jehová sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, en el país que Jehová juró a tus padres que te había de dar.
12 Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Y prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado.
13 Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas,
14 y si no te apartares de todas las palabras que yo te mando hoy, ni a diestra ni a siniestra, para ir tras dioses ajenos y servirles.

2. SEGURIDAD DE VICTORIA EN CRISTO. Certeza de que Cristo nos garantiza calidad de vida en el presente, y vida eterna en el Cielo.

Romanos 8: 28-39

28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
30 Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.
31 ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?
32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
36 Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero.
37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

Deseo fervientemente que viva la Palabra.

Tendrá oportunidad de disfrutar una experiencia rica en bendiciones, y vivir a plenitud lo Pablo nos enseña en Gálatas 5:22 y 23:

Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre,
Mediante el ejercicio del dominio propio.

Dios les ilumine, y colme de su abundante gracia.

Textos tomados de la Versión Reina Valera 60, de la Biblia Gateway: http://www.biblegateway.com/versions/index.php?action=getVersionInfo&vid=60

Imágenes: Google

lunes, 11 de enero de 2010

EN EL PRINCIPIO

A partir de esta primera entrega iré presentando una serie de reflexiones en el marco de la fe cristiana, con el objeto de contribuir a pensar sobre el contenido y aplicación de la Biblia, la Palabra de Dios.

Soy consciente de existen innumerables y muy buenos sitios con este mismo objetivo; la intención es ofrecer una aporte más en tan rica y extensa área del saber.

Seguramente mucho de lo que aquí se escribirá no sea novedoso en el sentido amplio de la palabra, más si serán planteamientos sobre aspectos importantes, que sirvan para darle vigencia a la Palabra, no en el sentido de darle veracidad a la misma, en virtud de que ella es viva y eficaz; sino en el hecho de darle vida, en nuestra propia vida.

Generalmente nos enfrentamos a la Palabra para estudiarla, defenderla, discutirla, negarla; o simplemente como parte de nuestra vida devocional.

Muchos leen la Biblia, dicen que es la Palabra de Dios, y no pasa nada.

Esto es lamentable.

Y es lamentable, porque la lectura y aprendizaje de la Palabra debe traer consigo un cambio profundo en la vida de las personas.

Una persona no puede leer en la Escritura: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, y continuar en la vida haciendo daño a los demás, de las múltiples formas, directas o sutiles que hemos aprendido a hacerlas.

Porque nos hemos habituado a leer la Escritura para memorizarla, para edificarnos, para conocer la sana doctrina, para corregir errores de los demás; mas muy poco para ponerla en práctica.

Si uno observa con detenimiento la Escritura, notará que tiene aplicaciones prácticas para mejorar la calidad de vida hoy. Generalmente la leemos pensando en la vida en el Cielo, el Paraíso, la Nueva Jerusalén, los Cielos Nuevos y Tierra Nueva; mas la Biblia es para darle vida hoy. Una vez en el Cielo, no tendrá vigencia, ni será útil. Estaremos frente al propio autor de la Palabra, ella, como texto escrito perderá vigencia.

Su vigencia es para el hoy. Debido a ello es que el salmista escribe: “…lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera en mi camino.” (Salmo 119:105). De acuerdo con esto, la lámpara es muy necesaria mientras sirva para alumbrar el camino; una vez llegado al destino, la lámpara seguirá siendo valiosa, más no útil, puesto que hemos llegado al lugar dispuesto.

Otro aspecto interesante, relacionado con nuestra manera de valorar la Escritura, es que la espiritualizamos en tal forma, que la extraemos del contexto humano para elevarla al plano divino. La realidad es que la Palabra desciende del plano divino, celestial, espiritual; al humano. Es decir, la Palabra es para comprenderla y vivirla humanamente, en la Tierra.

Este es el mensaje fundamental de Juan en el primer capítulo de su libro, en el verso catorce expresa claramente: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”

Hay una primera encarnación del Verbo, la Palabra, es decir de Jesucristo. Ocurrió cuando María fue fecundada por el Espíritu Santo, en Nazaret, dando lugar posteriormente al nacimiento de Jesús en Belén de Judea (Lucas 1:26 y 35 y 2:4-7). Hubo otra encarnación, en el día de Pentecostés, cuando los Apóstoles fueron Bautizados con el Espíritu Santo de la Promesa, dando lugar al Nacimiento de la Iglesia (Hechos 1:8, y 2:1-4). Hay otra encarnación, que ocurre cuando una persona cree en Jesucristo y le recibe, dando lugar al Nuevo Nacimiento. Este nuevo nacimiento es operado por el Espíritu Santo (Juan capitulo 3), quien en el creyente se constituye como “la mente de Cristo” (1ra. Corintios 2:12 y 16).

Más, hay otra encarnación. Aquella que tiene lugar cuando el creyente vive la Palabra (Santiago 1:22-27)

Este tipo de encarnación es importante, porque tiene que ver con la aplicación de principios para mejorar la calidad de vida del ser humano en general.

Pues bien, esta es la intención al crear esta página: Recordar aquellos principios útiles para una vida de calidad.